La última aventura

 

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Te mereces esto, te mereces todo: querer, sentir, explorar y creer. Muchas historias nacen de la ilusión, de la confianza, de la gran expectativa. Todo eso te abre a nuevas aventuras y a proyecciones legítimas, que también pueden desvanecerse con grandes desilusiones o inseguridades.

Marzo fue eso para mí: un mes en el que me celebré, me prioricé, me emocioné y me enamoré. No hay una forma correcta de vivir todo eso. Solo se puede sentir. Así fue como decidí confiar esta aventura a un chico muy lindo, y emocionalmente, me puse a disposición.

Me has encantado mucho, te llevo en el corazón. Porque tu emoción por mí y las cosas que hacíamos —aunque breves— fueron suficientes para sentirme cómodo y a gusto contigo. Y aunque quizá te equivocaste, no por mala fe, despertaste esa inseguridad que me invita a cerrar esta disposición, por ahora.

Quizás nos despedimos ese 30 de marzo. O quizás no. Pero sé que hay despedidas que no necesitan ser amargas. Esa fue la esencia de nuestra última aventura.

Me diste un gran mes. Me lo llevo conmigo, con gratitud.  





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