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La fucking correspondencia

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  Para mis personas favoritas, con mucho amor Hablemos de lo lindo que es cuando los gestos que haces por otra persona, sin importar el motivo, son recíprocos y generan una correspondencia mutua. Ahora, no me malinterpreten. No hablo únicamente del intercambio de atracción entre dos personas, sino de algo más profundo: las formas de comunicarnos, los pequeños detalles, los obsequios significativos y, sobre todo, la lealtad que se traduce en tiempo de calidad o gestos muy sinceros. Son pocas las personas con las que he sentido una correspondencia verdaderamente recíproca. Por principio, a estas personas especiales, que puedo contar con los dedos de una mano, les entrego todo. Porque esa reciprocidad, expresada en una correspondencia genuina, me llena de vida. Me hace sentir libre y auténtico, hasta el punto de que no escatimo en dar de más. ¿Y cuando no hay correspondencia? Es horrible cuando no lo esperas. Duele, especialmente cuando esperas algo que no llega. Me ha pasado —como bu...

Nadie se dio cuenta

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Cuando el apego pasa de ser evitativo a ansioso Imagina experimentar con algo nuevo, como una receta que preparas con cuidado, y que nadie note el resultado. Retomar conversaciones podría ser mi pasatiempo favorito. Admito que soy rencoroso cuando alguien me deja de hablar. Pero esta vez fue diferente. Tres años diferente. Y, aun así, nadie se dio cuenta. Conectar siempre ha sido un arte que cultivo con dedicación. Podría ser feliz creando vínculos auténticos, de esos que fluyen solos cuando compartes tu día a día con alguien. Aunque, en el fondo, nadie lo note. Mis emociones son mi defecto más colosal. Son las mismas que desbalancean mi vida cuando no hay correspondencia. Me pasa con todos: familia, amigos o pareja (cuando la tuve, aunque nunca se diera cuenta). Las distancias son mi refugio. El contacto cero, mi escudo. Anulo emociones, corto conexiones y abandono conversaciones sin que nadie lo advierta. El experimento falló. Se quemó la receta. Nadie se dio cuenta, porque en esa co...

Aguardiente y Limón para las decepciones

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  Aunque esta nota esté inspirada en aguardiente, me gusta el vino La vida es una mezcla de sabores, y aunque preferimos lo dulce, a veces el amargo es inevitable. Entre sorbos de aguardiente y limón, he aprendido que las decepciones no se limitan solo al amor, sino también a los amigos y, más jodidamente, a la familia. Kali Uchis lo expresa en una linda canción: "La vida es sabrosa, tan deliciosa." Y aunque nos fastidia, hay algo valioso en cada experiencia que vale la pena saborear. Las primeras amarguras Recuerdo esas promesas de juguetes que nunca llegaron, o las salidas soñadas que nunca se concretaron, mis padres no siempre pudieron cumplir, y eso, aunque amargo, me enseñó a no depender de expectativas que otros no pueden sostener. Luego estaban mis primos, cuya mala onda me empujó fuera del clóset antes de que estuviera listo. Hay cosas que salieron forzadas y, aunque dolió, fue ese mismo dolor el que me preparó para abrazar quién soy con firmeza. Así, como una fruta q...

Lo que un crepé da, otro lo quita

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El símbolo de lo que fue, hoy adoptado en un albergue. La conexión después de mi cuarentena Hace un mes se cerró un capítulo importante en mi vida emocional. Como muchas historias, esta traía promesas de nuevas experiencias. Un simple crepé, dulce y perfecto en su momento, nos unió. Al principio, todo fue increíble. Nos reímos, exploramos nuevos lugares, y me dejé llevar por ese “llego” que él decía tan seguido. Cada encuentro se sentía como un respiro fresco después de tanto encierro y aislamiento. El enamoramiento llegó, con el paso de los días, me di cuenta de que este vínculo me estaba llevando a lugares y aspectos que jamás pensé conocer. Los viajes que hicimos juntos fueron un escape de la rutina, momentos donde creí que todo iba bien. Entre festivales, escapadas y tantas otras actividades con su familia, parecía que estábamos construyendo algo sólido. Pero a veces, cuando todo se construye demasiado rápido, los cimientos pueden tambalearse. La ruptura que se quemó en la sartén L...