Aguardiente y Limón para las decepciones

 

amoramar_itsvikitchen
Aunque esta nota esté inspirada en aguardiente, me gusta el vino

La vida es una mezcla de sabores, y aunque preferimos lo dulce, a veces el amargo es inevitable. Entre sorbos de aguardiente y limón, he aprendido que las decepciones no se limitan solo al amor, sino también a los amigos y, más jodidamente, a la familia. Kali Uchis lo expresa en una linda canción: "La vida es sabrosa, tan deliciosa." Y aunque nos fastidia, hay algo valioso en cada experiencia que vale la pena saborear.

Las primeras amarguras

Recuerdo esas promesas de juguetes que nunca llegaron, o las salidas soñadas que nunca se concretaron, mis padres no siempre pudieron cumplir, y eso, aunque amargo, me enseñó a no depender de expectativas que otros no pueden sostener. Luego estaban mis primos, cuya mala onda me empujó fuera del clóset antes de que estuviera listo. Hay cosas que salieron forzadas y, aunque dolió, fue ese mismo dolor el que me preparó para abrazar quién soy con firmeza. Así, como una fruta que crece y madura para nutrirse para ser lo que soy ahora.

Amores plenos y desencantos

El vínculo y amor por mis amigas es peculiar, no de manera romántica, sino en un vínculo afectivo tan intenso que la desconexión duele más que un desamor. Me enamora lo femenino, sin duda y durante la pandemia, enamorado de mi propia soledad, confié en una amiga sobre mi última ruptura. En lugar de apoyo, encontré distancia, y en esa distancia, una lección amarga y dulce: no todos están preparados para sostenerte cuando tú lo desees. Perder esa conexión me enseñó lo amargo que es la ausencia de reciprocidad. Pero también fue dulce, porque con cada pérdida llegó la oportunidad de nuevas amistades, esas que te permiten aplicar lo aprendido.

If it's true life is what you make it

El amor no solo me ha decepcionado; yo también he fallado. Nos hemos fallado mutuamente al sostener expectativas. A veces, esos amores se cierran con  "soy así" y duele aceptar que quizás nunca cambie, que eso es todo lo que puede ofrecer. Cada vez que me libero de un mal trance amoroso, sé que no soy el mismo que entró en una nueva experiencia. 

La vida tiene esa complejidad tan deliciosa, y a pesar de las decepciones, prefiero abrazarla con todo y sus jodidos momentos, brindando con un poco de aguardiente y limón por lo que fue, y por lo que está por venir. Porque, al final, you should taste the fruit.


Entradas populares de este blog

Lo que un crepé da, otro lo quita

Reunión con Mamá